Traducido por: Daniela Ocampo

Historiadores de la moda han favorecido contando historias Europeos Occidentales a la industria moderna, pero es importante a recordar a los que la sociedad ha tratado de borrar. 

Africanos llevan mucho tiempo contribuyendo a la escena de la moda americana. 

Las primeras prácticas de vestir de los esclavos surgieron de la necesidad. 

Tela se hacía para la gente esclavizada con la intención de que durara una temporada singular y se tirara. Este material barato y tosco se convirtió en el precedente moderno de la moda rápida. 

Los esclavistas se esforzaron para eliminar la individualidad de la forma de vestir de los esclavos desde el principio, comprando trajes uniformes y limitando las prendas de ropa.  

Un retrato de Harriet Jacobs. (Contribuido/Hammond-Harwood-House Museo)

“Tengo un recuerdo muy vio del vestido de lana de oveja que me regalaba todos los inviernos la señora Flint. ¡Cómo lo odiaba! Era una de las señas de la esclavitud”, escribió la abolicionista y costurera Harriet Jacobs. 

A través de los testimonios de las esclavas, Emma Tidwell and Rose Williamas, sabemos que los esclavos creaban tintes a partir del índigo y otros productos que crecían en las plantaciones. 

Años de tejido, teñido y saber coser permitirían a los esclavizados rebelarse contra la moda monocromática que se ofrecía a base de prendas coloridas, orgullosamente diseñadas y reutilizadas. 

Elizabeth Keckly pudo comprar su libertad de sus esclavizadores gracias a su habilidad como mantuana. Eventualmente, pasó a ser la costurera de Mary Todd Lincoln. 

Keckly usó su dinero para fundar la Asociación de Ayuda al Contrabando en 1862, que ofrecía articulos de primera necesidad a los esclavos liberados y a los soldados heridos o enfermos de la Guerra Civil. 

Los nombres de Keckly y Jacobs’ han sobrevivido hasta hoy en día, pero la mayoría de estas primeras costureras permanecen perdida en la historia. 

Muchas prendas de esta época no se pueden vincular a una costurera porque el trabajo de las esclavizadas no se consideraba lo suficientemente valioso como para marcarlo o registrarlo. 

Los nombres de las que han sobrevivido hasta hoy son conocidos por muchas cosas fuera de sus costuras. 

Eliza Ann Gardner se ganaba la vida como costurera, pero ella se hizo muy conocida por su abolicionismo y por refugiar a personas en el Ferrocarril Subterráneo. 

La costura se convirtió en una habilidad que permitió a muchas como Jacobs, Keckly y Gardner financiar los esfuerzos abolicionistas, pero los historiadores de la moda no han hablado de sus contribuciones como pioneras y empresarias de nuestra industria. 

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